qué sorpresa

Ignorarnos es interesante

evado llamarte por múltiples motivos, los cuales prefiero no narrarte,

evito nombrarte ante las masas que inquisitivas me preguntan por tu ausencia,

así como también deseo tu no existencia por buen tiempo. Hasta cuando se me ocurra darte vida.

Ignorarnos es delicioso

saboreo con placer tu falta física

no es necesaria tu asistencia a mi vida, o al menos eso creo.

y entre violines no te extraños, las suaves melodias adormecen mis neuronas que dediqué a tu existencia.

Disfruto tu mudes repentina y también tu poca atención a mi ignorancia

como si ambos nos hubieramos puesto de acuerdo para sernos indiferentes a nuestras existencias.

Nos ignoramos por ignorancia o porque gozamos con no vernos,

tal vez son tus tareas o mis deberes

pero nos ignoramos y eso no hace interesantes.

no aparezcas

aborrezco tu presencia, desespera ver tu rostro

tus ojos incitan a mi odio personal

a sangrarme luego de arrancarme los mios,

porque no deseo contar con tu aura a mi alrededor.

prefiero cortarme el brazo si tu me lo rozas

ansio destrozarme la boca por el hecho que te hablo

y hasta sueño con arrancarme los cabellos

sólo porque estuvieron presentes cuando apareciste.

me odio hasta el cansancio, me desespero

me corto el brazo y sangro

me corto los ojos y veo

me arranco la lengua y hablo. Por eso te aborrezco.

en silencio

mi abismo de un centímetro me llama

me inquieta a dar un salto atrás, como solicitando silencio

pero mi voz no calla

pide, reclama... exige

pide silencio para su oscuridad y falta de tranquilidad para su impaciencia,

pide miedo para su valor y quiere ser inmortal en sobre le techo de aquella casucha de esteras,

pide piernas para correr ante la imparcialidad de la velocidad luz, que lo deja atrás. Rezagado.

reclama comas para mi escrito

y tildes para cada consonante

porque las vocales no quieren ser participes de memoria alguna

como si tuvieran derecho al veto, como si mi vida fuera una democracia... soy un tirano. Y me gusta.

exige... exige tu cuerpo, tu cabello, tu rostro, tu cuello

tu pecho que no necesita inspirar para notarse, pues son dos hermosos nevados que retan al calentamiento global,

tu cintura que cogia cada tarde a la salida, por la calle fría y transitada por vapores contaminantes,

tus caderas suaves y eternas, simples, sencillas y moldeadas por mis manos de falso obrero.

mi vida te llama, quiere tu voz en cada timpano

mis palabras necesitan de tus manos para ser escritas y también tus lágrimas para mojar mi cabello

es poco el invierno presente para mi sed

es poco el sol que sale timido para buscar mi cansancio.

es exigua tu presencia, casi nada

pero no sabes que te llamo y eso me hace saltar mi centímetro.

de espaldas a mi mirada

Recuerdo que reprochabas mi depresión
y hasta mis imágenes tristes causaban tu desaprobación
al punto que las exclamabas al público buscando apoyo a tu moción
pero yo terco, ignoraba tus cariñosas atenciones.

Evoco tu cabello girar para reclamarme la lágrima derramada
tu piel blanca con gesto adusto diciéndome que odiabas eso
tus palabras suaves cambiaban en el viento
para ser exclamaciones en mis oídos.

Extraño tus papelitos volando a mi cabeza
y mi respuesta aérea a tus agresiones
o la llegada de la tarde llena de comida y panes con algo
añoro esas caminatas nocturnas y el cruce de versiones.

El detalle es que sabes hacer falta
aunque no sea necesario que lo hagas
porque estas y no estas, aunque no lo creas
y pareciera que cualquier mensaje o palabra se pierde en la extrañeza.

te quiero

tal vez te preguntes por qué te digo "te quiero". Es que el "te amo" se perdió un día, del cual no tengo un recuerdo.

aquella frase romántica dejo de ser un cliché entre nosotros, para ser en un mero compromiso de dos seres.

No te digo "te amo" porque no estás presente y tu ausencia no es de aquellas hermosas faltas, las cuales cubrian semanas enteras, pero me satisfacian en tan solo 11 horas.

"te quiero" porque estas flotando entre mis frases pero no eres la que apertura mis oraciones.

"te quiero" porque abro los ojos y apareces pero no es tu imagen la que me acompaña en todo el dia

sin nombre

Me detengo en las miradas.
Con los ojos que me miran me puedo escapar.

La miopia me entretiene, es una forma de ver las cosas como no la ven otros. Me gusta.
Me hace sentir especial el sacarme los anteojos y correr por las avenidas transitadas, así disfrazo mi ceguera, entrampo a las neuronas y las engaño como si fueran novias antiguas, como si las hubiera tenido.

Cierro un ojo y mudo el guiño hacia una penumbra hermosa,
todo oscuro, como una mirada ciega, no me ven ni los veo... no nos vemos
y es bueno, pues nuestros instintos asoman al tacto
muertos nuestros ojos, dejamos todo a nuestras manos
hasta el amanecer, que jueguen ellas con nuestros cuerpos.

Abro los ojos y no veo nada
para qué los abro
para verte
pero no estas
tus manos son el viento que enredo mi cabello
y las caricias eran esbozos de recuerdos antiguos
cuando trenzaba tus pestañas
cuando descansaba sobre tus cejas.

Tu mirada era aquella que avergonzaba a la luna
y tus pupilas opacaban la oscuridad
gozosas las estrellas celebraban tu presencia
y yo miraba alegre tu figura
tus ojos, y no había día ni noche
solo tú existías
eras el tiempo presente con tu sonrisa y pasado con tu seriedad
¿futuro? No había, aún no lo hay.

Y no dormíamos, eso dejábamos para los osos de historietas
lo nuestro no era fauno ni humano. Era nuestro. Sin sueños ni bostezos.
Y así vivíamos... así era.

Que el amanecer me encuentra siempre despierto.
Que me desvela el hambre que de ti tengo. (Como quien da un refresco – Manolo)